No hace falta haber leído Gomorra (Editorial Debate) de Roberto Saviano para hacer un juicio sobre la película de Matteo Garrone. Hay cientos de películas que son adaptaciones de libros que no hemos leído. Y que no leeremos jamás. El mayor inconveniente es que impide comparar como dos autores tratan –ideológica y formalmente- un mismo asunto, a partir de medios expresivos distintos. La ventaja es que se puede juzgar la obra por si misma.
Gomorra (2008) habla de la influencia de la violencia organizada en la vida cotidiana de los ciudadanos de a pie. De la dificultad de escaparse de su influjo. Indirectamente trata de cómo estos mismos ciudadanos se sienten desprotegidos por las instituciones y la sociedad. Todos ellos -como vemos- temas mayores.
Para abordarlos Matteo Garrone utiliza un estilo directo. Estamos muy alejados de los personajes trágicos de Coppola o del mundo de Scorsese. No hay espacio para la identificación ni el mito. Estamos ante personajes que no tiene pasado. Ni futuro. El futuro es sólo para los que huyen.
Garrone recurre a técnicas mas parecidas al reportaje o al documental. Estamos más cerca del docudrama. Un Callejeros pero sin comentarios. ( Y- aquí sí- se echan de menos los comentarios. Una mirada ideológica. No vaya a confundirse la objetividad con la cobardía). La huída como única solución es un mensaje cuando menos equívoco.
Algo ha debido fallar en la operación cuando Gomorra – la película- es un éxito en las calles de Nápoles. Mientras Saviano -el novelista- tiene que huir amenazado. Garrone afirma que no juzga a los personajes. Pero desde los viejos tiempos de los primeros documentalistas se sabe que decidir donde se pone la cámara ya es un una opción ideológica.
Garrone no juzga a los personajes. Pero paradójicamente ellos si juzgan sus comportamientos. Y lo hacen en términos morales.. El adolescente Totó (Salvatore Abruzzese) se aleja llorando una vez que ha vendido a su victima. Sabe que ha hecho mal. Es el fin de la edad de la inocencia y su destino no será diferente del de sus compañeros. Nos hubiera gustado acompañarle en ese camino. El sastre Pasquale (Salvatore Cantalupo) huye de la ciudad para dedicarse a otra cosa. Roberto (Carmine Paternóster) decide que él no se puede dedicar a explotar y engañar a la gente.
Un artista, un intelectual, o un cineasta deben asumir su responsabilidad social y , de alguna manera, están obligados a tomar partido. No se necesita subrayados, ni énfasis, ni discursos. El artista puede -y debe- comprender y entender a sus personajes. Pero cuando la violencia -el chantaje. el miedo, la ausencia de principios- se instala en la sociedad todos somos en alguna medida culpables. Y es honesto hacer ese ejercicio de introspección y no lavarse las manos.
La película -no obstante- funciona. Matteo Garrone tiene talento. Dispone de buen oído para la música y no abusa del mismo. Resuelve escenas con precisión y logra momentos excelentes. Las interpretaciones son creíbles. La fotografía y localizaciones refuerzan la historia. La trama del sastre con la mafia china y los talleres clandestinos funciona a la perfección e incluso esas conversaciones en el capó del automóvil nos hacen sonreír por su inocencia. La historia de los dos jóvenes que imitan a Tony Montana es un buen hallazgo. Las historias de los seis personajes se siguen con interés. El puzzle encaja. Y reserva lo mejor para el final. La secuencia del sastre viendo por televisión como Scarlet Johanson lleva un vestido diseñado por él. Y el seguimiento cámara en mano de los dos chicos en la moto en la secuencia final
La película nos deja con las ganas de (h)ojear el libro. Muy probablemente sea mas valiente que el film. Garrone recibirá el oscar a la mejor película de habla no inglesa y Savione , después de los agasajos y las palmaditas de rigor, deberá volver a esconderse, Eso sí es cine negro, negro, como la vida misma
Director: Matteo Garrone
Guión: Mauricio Brauci, Ugo Chiti, Gianni di Gregorio, Matteo Garrone, Máximo Gaudioso, Roberto Saviano
Fotografia : Marco Onorato
Montaje : Marco Spoletini
Productor: Domenico Procacci
Producción: Fandango com Raí Cinema
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